jueves, 8 de marzo de 2012

Capítulo venitiseis

Era una tarde de martes, llegaba del colegio y estaba agotada. Yo ya estaba instalada en la habitación de invitados, pero algunas de mis cosas se encontraban en la habitación del hijo menor de Bobby y Maura Horan. 
Nada más llegar, saludé a Maura que se encontraba en la cocina y me dirigí a la habitación de invitados. Quise relajarme un poco y sumergirme en la música pero estaba demasiado cansada para tocar la guitarra así que opté por escuchar mis canciones del iPod. 
No lo encontraba por ninguna parte, busque de una manera desesperada hasta darme cuenta de que lo había dejado en la habitación del hijo de los Horan. Así que sin más pausas, me fui a coger mi ipod. Por mi sorpresa, la habitación no estaba vacía. 
Al abrir la puerta vi que en la habitación se encontraba un chico rubio que estaba de espaldas a mi.
-Hola, soy Jade... Tú debes de ser -en ese momento se dio la vuelta y de alguna manera u otra, mi voz se había consumido hasta quedarse en nada
-Niall, me llamo Niall -me sonrió y me extendió la mano. Yo, como una tonta, me quedé paralizada al lado de la puerta, con una mano aun en el picaporte, con los ojos como platos y boquiabierta. Era increíble aquella reacción que me hizo hacer nada más ver aquel rostro, sonrojado, aquellos ojos azules claros y aquella sonrisa... A decir verdad, no era la sonrisa perfecta, pero sin duda, tenía esa chispa que ningún otro podía tener entre los labios... Quizás, incluso superaba la sonrisa de Zayn. 
-Hola, Niall -balbucee 
-Tu debes de ser la chica del intercambio -dijo pausadamente, sin apartar su mirada de la mía. Su mano aun esperaba ser agarrada por la mía y así se quedó hasta que los dos bajamos de las nubes. 
-Sí, así es. Me llamo Jade -al fin le estreché la mano
-Encantado -me volvió a sonreír tímidamente mientras que metía sus manos en los bolsillos traseros de su pantalón justo después de soltarle la mano. Los dos nos quedamos sin decir nada. Apartábamos la mirada y los dirigíamos al suelo. 
-Yo, -tartamudee- había venido por mi iPod... Mira, es ese de ahí, al lado de tu guitarra.
-¿Este? -me preguntó mientras que se agachaba a recogerlo. En el momento en el que lo agarraba, su mano rozó una de las partituras que empezó él y acabé yo. Se quedó mirando durante un segundo y lo cogió junto al iPod. -¿Esto es tuyo?
-Bueno -me sonrojé-, es más bien tuyo... Yo solo lo he terminado, por así decirlo... Lo siento
-No, no -me interrumpió sin dejar de leer la partitura- Es buena, muy buena... ¿Te apetece tocarlo conmigo? 
-¿En serio? ¡Genial!
Niall me prestó su guitarra, la misma a la que llevaba tocando desde el día que vine a Irlanda y él sacó otra de su armario. 
Estuvimos tocando durante un buen rato. He de decir que estaba bastante torpe y fallaba en algún que otro acorde. Todo esto porque no miraba de mirar a Niall. 
No me importaba que se diera cuenta, ya que más de una vez le había pillado mirando en como me sonrojaba cada vez que fallaba una nota.
Niall es un chico majo, lo demostró en la manera que me decía que no me preocupara por fallar una nota, o dos y en esa manera en la que me cogía suavemente de la mano enseñándome en qué cuerda apoyar cada yema del dedo. Yo no me quejaba, me dejaba enseñar aunque sabía perfectamente como tocar la guitarra.
Aquella tarde fue eterna, una tarde larga y maravillosa. Estaba pasando un buen rato junto a Niall, nos sumergíamos juntos en la música y hablábamos de todo y a la vez de nada. 
He podido averiguar que Niall siempre ha querido ser cantante y que es un gran fan del presidente Obama y del cantante Justin Bieber. A parte de aquellas extrañas cosas, teníamos muchas cosas en común. 
Algo me decía que Niall era especial, porque me hizo comprender que solamente él pudo conseguir que olvide por un momento a Zayn, a Harry y hacer que sienta que todo lo demás era perfecto. 

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