viernes, 13 de abril de 2012

Capítulo treinta

-¿Qué te pasa? -me preguntó de repente Niall
-¿Eh? -dije algo confundida- No, nada. Que... Que me gusta ésta película
-¿Ah, sí? Si es que yo... -dijo orgulloso- Sabía que acertaba con ésta película. ¡Sentía que te iba a gustar!
-Anda tonto -Me reí mientras me sonrojaba y suspiraba- La verdad es que me trae muchos momentos
-¿Momentos? -dijo mientras ponía cara de bromista- ¿A caso has montado en el Titanic?
-No seas tonto, -empecé a reírme hasta a poder calmarme y acabar las risas con un suspiro tras unos segundos- no fue así... Pero mejor lo dejamos y veamos la película. 
-Ah bueno...
La verdad es que no me enteré de la película, aunque claro, ya la había visto miles de veces. Todo me recordaba a Zayn. Odiaba aquella sensación, era horrible.
Vimos el resto de la película en silencio. Yo estaba perdida en las nubes mientras que mi mirada estaba clavada a la pantalla. Sentía como Niall me miraba de vez en cuando, quizás, más veces del que ha mirado a la pantalla. ¡Qué mono que era!
Terminamos de ver la película y nos fuimos andando a casa. Era un paseo bonito, me cogió de la mano y yo no se lo negué, empezamos a pasear por las calles de Irlanda. 
Niall no paraba de hablar en todo el camino y yo estaba callada, escuchando cada palabra que le salía de la boca. Me encanta su voz, es tan tranquilizadora, como el de un ángel.
Aquel día fue maravilloso, aunque en el último momento me haya acordado de Zayn.
Pasaron unos días, todo iba normal, casi monótona. Estaba casi siempre con Niall y nos lo estábamos pasando estupendamente. Me acoplé en su grupo de amigos que resultaron ser muy majos. No era la única chica del grupo así que también quedaba con ellas de vez en cuando.
Todo era normal hasta una noche en la que recibí un mensaje. Era de Zayn. Mundo, empieza a temblar. 
Decía así: "Hola Jade... Sé que esto es un poco repentino y que ahora, después de todo este tiempo venga y te mande este mensaje es un poco de alguien cara dura... Pero te echo mucho de menos y no puedo estar así contigo. Que se me ha olvidado porqué estábamos enfadados, ni siquiera sé si estábamos enfadados... Por favor, ¿estás ahí?"
De repente, una lágrima rodó por mi mejilla. No estaba segura si estaba contenta, emocionada, enfadada, triste... Esto era sorprendente. 
Estuve leyendo una y otra vez el mismo mensaje durante un buen rato más. No sabía cómo contestarle, la verdad es que me acuerdo de que no nos hablábamos, pero no me acordaba del porqué. He de admitir que Niall había hecho que me olvidase del asunto, aunque me acordara de vez en cuando, la sensación no era la misma. 
Cada día me despertaba Niall, ¡Buenos días, preciosa! Gritaba cada mañana y nos pasábamos todo el día hablando, tonteando incluso y por las noches, se pasaba por mi habitación a darme las buenas noches. 
Era increíble aquellos sentimientos que sentía en aquel momento, sentimientos que brotaron de la nada en aquella casa, en la compañía de Niall... Pero admito que echaba de menos a Zayn, pero siempre me entraba la nostalgia y comenzaba a echarle de menos.

martes, 27 de marzo de 2012

Capítulo veintinueve

Abrí los ojos ya que Niall tardaba en hablar. Me quedé mirando un rato, estaba mirando al cielo y pude comprobar que si perfil era casi perfecto, casi... El sol estaba justo tras él y pude ver como el contorno de su perfil era iluminado. La verdad es que no me importaba que no me dijera nada, aquella imagen se me quedó grabada y quería disfrutarla un poco más. Pero he de admitir que me había entrado curiosidad.
-Bueno, ¿me lo vas a decir o no? -pregunté. Niall suspiró y vi como se formaba una sonrisa en su cara. 
-La verdad es que -empezó a hablar pausadamente- mejor esperaré un poco más hasta decírtelo.
-¿Qué quieres decir? -Pregunté extrañada. Me levanté y me apoyé sobre mi brazo sin dejar de mirar a Niall
-Quiero decir que es muy importante y quiero ver si quiero decírtelo, así que te lo diré más adelante -Niall se quedó tumbado y me dijo aquello mientras que sonreía de una manera pícara pero a la vez, aquella sonreía pretendía calmarme
-Si tu lo dices... -Dije algo desanimada a medida que me tumbaba de nuevo a su lado- ¿En serio que no me lo vasa  decir?
-No -aquel no fue un tanto largo. No era un no rotundo, es más bien un no de no insistas, pero aun así pretendía insistir hasta que me dijera fuese lo que fuese que quiso decirme. 
Estuvimos en aquella posición un rato más, más o menos una hora o dos. La verdad es que nos fuimos solo porque ya se estaba haciendo tarde. Fuimos directamente a la bolera. 
Nada más ponernos los zapatos, Niall, en vez de ir a por una bola de bolos, se fue directo a la barra a pedirnos comida.
-Eres increíble, Niall -dije mientras soltaba unas carcajadas
-¿Eh? -dijo mientras dejaba la comida en la mesa- ¡Ah! Ya lo sé, lo soy.
-No seas tonto -me reí- la gente suele jugar a los bolos en una bolera, antes de pedir comida -le puse énfasis a la palabra antes. 
Estuvimos jugando casi dos horas. Hubo risas, tonteo y un montón de bromas. Nos hicimos fotos, unas bastante graciosas. Niall se había pringado la cara de ketchup por comer de una manera bestia. La foto fue épica y las risas fueron de esas de las que no puedes parar y al final te quedas sin aire. Me lo pasé muy bien, Niall es muy divertido, no podía parar de reírme con él... Tengo que admitir que disfrutaba de su compañía. Me perdía con su mirada, con su voz... Además, Niall era bastante patoso y la verdad es que no me costó nada ganarle.
-Bueno, bueno, Nialler. Se te dará bien cantar y tocar la guitarra pero lanzar una bola de bolos y derribar los bolos no se te da muy bien que digamos -Niall se quedó mirándome mientras que sonreía- ¿Qué? Es verdad -dije mientras me reía
-No, no es por eso...
-¿Cómo? -Dije extrañada- Hoy estás a lo misterioso, ¿eh Nialler? -Ésta vez, Niall sonrió el doble- ¿Qué pasa? No me tomes el pelo, Niall
-No seas tonta, es que me gusta que digas eso 
-¿Que te diga que juegas mal a los bolos? Bien, pues juegas
-No tonta, -soltó una carcajada- me gusta que me llames Nialler
-¿Ah, sí. Cuántas personas te llaman así?
-Uno, tú.
-Pues no tienes mucho para elegir.
-No me importa, tu ya lo haces perfectamente -dijo mientras que me hacía cosquillas
-Anda tonto, bueno, ¿nos vamos a casa? -le intenté apartar de mí
-¿A casa? -se quedó completamente quieto
-¿Si? -pregunté temiendo haber dicho o hecho algo malo
-Pensaba que podíamos ver una película -volvió a sonreírme
-¡Genial! ¿Cual vamos a ver?
-Están echando clásicos
-No está mal, pero no soy muy de películas antiguas en blanco y negro...
-He dicho clásicas, no antiguas
-Era broma -solté una carcajada mientras que le daba mis zapatos a encargado
-Es una sorpresa
-¿Ah si?
-Sí, así que espera.
El cine estaba a una manzana así que llegamos en nada. Niall ya tenía las entradas. No supe qué película íbamos a ver hasta el momento en el que me sentaba en la butaca central. 
No me lo podía creer, vaya manera de tocar las narices. El recuerdo me perseguía, ¿por qué esta película? 

sábado, 24 de marzo de 2012

Capítulo Veintiocho

-¡Despierta, despierta! -Niall entró en mi habitación gritando
-¿Qué, qué está pasando? -me desperté asustada. Era un mañana de sábado y tenía pensado estar en cama hasta sentirme con fuerzas. 
-Pasa que te tienes que levantar -Niall se sentó como si fuese un indio en la cama mientras que me sonreía de oreja a oreja. Pasé mis dedos por mis ojos intentando aclararmelos un poco, seguidamente intenté mirar la hora que era. En ese momento, Niall se levanto a toda prisa y subió las persianas. La luz dio directamente a mis ojos haciendo que no pudiese ver la hora. -El sol está en lo alto del cielo, los pajaritos cantan y nos espera un día desestresante libre de esos chicos que tanto te rondan en la cabeza. 
-Niall, son las diez de la mañana -dije cuando por fin pude ver algo
-Exacto. Cuanto más temprano ponemos en marcha el plan, más tiempo tenemos para disfrutarlo. -En ese momento sacó unos panfletos del bolsillo.- Mira, como aun tenemos tiempo para desayunar, iremos a un Diner que hacen unas tortitas estupendas, después daremos un paseo por el parque donde hay un puesto de batidos... ¡Qué ricos! Después iremos a la bolera. Hay uno que venden perritos calientes con salsa de diferentes tipos con patatas que está para marcar siete strikes una detrás de otra. Para cenar iremos a mi local favorito, Nando's
-Eh, eh para Niall -dije riéndome- eso es una ruta gastronómica
-Es que la comida me anima un montón... Pensé que a ti también
-No te digo que no -me reí
-Pero bueno, no te preocupes, que iremos al cine a las seis, iremos a la bolera después de comer... Bueno, comeremos ahí
-Vale, vale. Para Niall, que se te caen las babas. -Dije mientras que le tiraba una almohada a la cara embobada que se le había quedado mientras que hablaba de la comida- Dame media hora para prepararme, ¿te parece?
Me preparé en seguida, Niall ya estaba esperando impacientemente en el pasillo con una mochila en los hombros. Estaba entretenido con su iPhone así que aproveché y le di un susto. Niall se había caido al suelo con el susto recibido y yo no paré de reírme hasta tener que apoyarme en la pared y deslizarme hasta quedarme sentada.
-No tiene gracia -se puso de morros- me has asustado
-Ese era el plan -dije sin apensas respiración por no dejar de reírme. Niall se quedó mirando un rato hasta soltar una carcajada
-Bueno, es verdad. -Nos reímos más y más.- Bueno, vamos que el taxi nos está esperando en la puerta. -Bajamos a toda prisa y nos encontramos con su madre
-¿Ya os vais?
-Si, mamá. Quiero llevar a Jade a desayunar
-¿A desayunar? Niall James Horan, si ya has desayunado -se rió
-Ya lo sé mamá, eso no importa, tengo sitio para más -se puso rojo. Yo me reí junto a la señora Horan- Bueno, ¿ya no? Nos vamos mamá -le dio un beso en la mejilla y nos fuimos en el taxi.
No tardamos nada en llegar, unos quince minutos nada más. Todo estaba ambientado como un Diner de verdad. Había un gran Jukebox justo al final del pasillo y un montón de posters de cantantes, actores de la época.
Nos sentamos junto a la ventana y al lado del Jukebox. Niall pidió tortitas para dos y dos refrescos.
-¿Que te parece, nena? -dijo imitando a Elvis Presley
-Este sitio es estupendo
-Espera a probar las tortitas 
-Ya estás pensando en tortitas -nos reímos.
La verdad es que las tortitas estuvieron riquísimas. Nada más terminar, Niall se levanto y se acercó al Jukebox y puso la canción Forever Young. Me encanta esa canción. Cuando la canción empezó a sonar, Niall se sentó a mi lado y me empezó a cantar. A la mitad de la canción ya me había convencido a cantar con él. Cuando nos quisimos dar cuenta, la canción se estaba terminando y la gente nos estaba mirando. En el momento en que la última nota se oía todo el mundo se levantó de sus asientos y empezaron a aplaudir. Nial se puso rojo, más de lo normal. Aquello me encantó. Yo no estaba tranquila, que digamos. Estaba ruborizada, estaba templando, ¡qué vergüenza! De repente una camarera se acercó a nosotros.
-Unos batidos para los artistas, invita la casa
Nos quedamos una hora más, la verdad es que me lo estaba pasando muy bien aunque desde el momento que entré en aquel lugar, tenía una corazonada de que algo me recordaba. En efecto, me acordé de algo. De aquella vez que Zayn me llevó a tomar un batido a un local parecido... Aquello fue como un gran peso que se me echó encima en un segundo.
-¿Qué te pasa? -me preguntó Niall
-Mierda, lo ha notado. ¡Qué cantosa soy! -pensé.- Eh, nada -disimulé de mala manera, intentando fingir que nada me había pasado por la cabeza.
-¿Estás segura?
-Sí, solamente estoy llena
-Bueno, pues, ¿qué te parece dar una vuelta al parque?
-Estupendo. Me parece bien.
Estuvimos andando un buen rato, yo estaba agarrada en el brazo de Niall. No paraba de hablar de cualquier cosa y yo le escuchaba atentamente aunque he de admitir que me perdía con esa voz que tiene. Me dijo que le encantaba la música, lo repetía tantas veces como puede. Me contó que está orgulloso de ser Irlandés y que su sueño es ser cantante. Le dije que seguro que lo consigue ya que toca y canta de maravilla. Me dijo sus miedos y sus complejos, no le gustaban sus dientes. Le dije que era una tontería, yo tampoco tengo la mejor de las sonrisas pero comparada con la suya, su sonrisa era sin duda la más bonita.
De alguna manera u otra, aquello hizo que Niall se callase y que me diese un beso en la frente en señal de agradecimiento. Después, elegimos un sitio bajo un árbol para pasar el rato bajo ella. Niall ya lo tenía pensado ya que en la mochila que llevaba se había traído una manta para que estuviésemos los dos. 
Niall se tumbó y yo a su lado. Utilicé su brazo a modo de almohada y estuvimos mirando como las hojas del árbol se movían y se acariciaban las unas a las otras gracias al viento y de como el sol creaba una imagen preciosa entre los huecos que había entre hoja y hoja.
Era un momento agradable, el viento soplaba suavemente, los niños se reían dulcemente y los pájaros no paraban de piar. 
-¿Te lo estás pasando bien? -me preguntó de repente
-Estupendamente.
-Nos quedaremos un rato más, entonces.
-Me parece bien -tenía los ojos cerrados y solamente le podía escuchar. Tenía ganas de dormir, todo estaba tan bien.
-Jade...
-Dime
-¿Te puedo decir una cosa?



domingo, 18 de marzo de 2012

Capítulo Veintisiete

Los últimos días con Niall han sido maravillosas, nunca me había sentido así... Era todo perfecto, tanto, que casi me olvido de las movidas que me traía con Zayn. Harry era otra cosa, ya que todas las noches me llamaba para hablar conmigo antes de dormir. 
-Bueno, ¿qué tal vas en Irlanda? -me preguntó una noche donde casi no había nada de qué hablar. 
-Han sido bastante buenas
-¿A qué se debe? Nuevas amigas, ¿verdad? -preguntó en un tono algo irónico- Eso está bien, solo que no te olvides de Raquel y de Noemy -soltó una carcajada. La verdad es que yo no tenía nuevas amigas, solo tenía a Niall y eso ya era suficiente.
-La gente de aquí son muy amables -dije desviando un poco el tema. Nos quedamos en silencio, la verdad es que no tenía muchas ganas de hablar. No había nada que hablar, o al menos, eso creía.
-Oye -dijo de repente con un tono algo serio, preocupado y misterioso. Su voz temblaba ligeramente y me temía lo peor de aquella conversación.
-Dime -no lo soportaba, aquello iba lento, entre palabra y palabra había una pausa que duraba mil años, mil años de dolor.
-Hemos estado hablando mucho desde el día que tomaste aquella avión. Conversaciones por la noche antes de dormir, mensajes de buenas noches... Quería saber si esto tiene pinta de acabar en alguna parte.
-Harry, no entiendo...
-Liam me dijo que no estás con Zayn y bueno, ya sabes
-Harry, ya sabes que te quiero mucho y eres mi
-Por favor -me interrumpió- no me digas que soy tu mejor amigo porque, no lo veo así. Me quieres.
-Harry las cosas son así, no las puedo cambiar -no sabía lo que iba a decir, improvisaba cada palabra, frase y casi no tenía sentido alguno- mira yo te quiero y ésto es complicado. Yo te veo como un hermano y no sé ni lo que digo
-Exactamente, no lo sabes. Tú me quieres, ¿puedes asumir los hechos de una vez por todas, por favor? Te estás haciendo daño con el idiota de Zayn y me estás haciendo daño a mi...
-¡Tampoco te pases!
-¡Es verdad!
-No me puedo creer que estamos teniendo esta conversación...
-Pues créelo, porque la estamos teniendo... Tenemos que tenerlo y lo estamos teniendo ahora
-Harry, no te reconozco. ¿Qué coño te ha picado?
-¿Que, qué coño me ha? No me lo puedo creer, ¿no te das cuenta de lo que? -Harry no terminaba sus frases, se notaba que no sabía qué decir. Me estaba asustando, su voz, su manera de hablar... No era él. 
-Harry, tranquilízate, piensa y hablas...
-Piensa tú -me interrumpió- Piensa tú porque no sabes ni lo que quieres. ¿Por qué juegas conmigo?
-¿Jugar? -me enfadó aquello que acababa de decir- Joder, Harry. Yo no estoy jugando con nadie, ¿entiendes? Tú eres el que se está engañando. Te quiero sí
-Como un amigo -me interrumpió
-Calla y escucha -dije enfadada- Yo, te quiero, Harry... De verdad que te quiero -había comenzado a llorar- Pero eres mi amigo, te veo como un hermano y de verdad que he intentado mirar las cosas a tu manera, pero no acaban siendo correctas. 
-Porque lo ves todo de manera que apuntas a Zayn -murmuró
-No. Zayn, Zayn, Zayn. Deja de echarle la culpa. Se acabó, ¿vale? No estoy con Zayn y joder, no sé si estaré de nuevo con él. Nos hemos dado un tiempo y no sé qué pasará sobre todo ahora que Niall... -Me callé de golpe. No me podía creer lo que acababa de soltar. Niall, dije claramente Niall. No debí hacerlo, nunca debí de hacerlo. La había cagado de una manera increíble. Más explicaciones, me iba a exigir más explicaciones. 
-¿Niall? ¿Quién coño es Niall? ¿Es ese irlandés? Joder, Jade.
-No quería decir eso -quise mentirle- me había equivocado, no quería decir Niall...
-Vale, lo entiendo todo. Siempre seré lo último que querrás porque ya me has puesto como mejor amigo y así permaneceré para siempre, ¿verdad?
-Tampoco es eso, Harry...
-Adiós Jade. A lo mejor volvemos a hablarnos.
Me había colgado. Estaba de piedra, con los ojos rojos y llenos de lágrimas, sentada sobre mi cama y apoyada en la cabecera. Aun tenía el móvil pegada en la oreja. Por un momento quise tirarlo al suelo, pero respiré hondo y opté por bajar a la cocina a beber algo. 
Me limpié los ojos con la manga de mi camiseta y me fui abajo. Me dolía mucho la cabeza y casi no podía ver por dónde iba. Pude haberme tropezado en medio de las escaleras varias veces pero con un poco de suerte llegué hasta el final del todo. Me aseguré que nadie estaba para evitar que me viesen así. Conseguí beber un poco de zumo y me fui a mi habitación. Cuando casi había logrado llegar, me encontré a Niall. 
-Jade, ¿qué haces despierta?
-Yo -bajé la mirada para que no me viese los ojos rojos- tenía sed y
-Jade -me interrumpió. Puso sus dedos sobre mi barbilla e hizo que moviera la cabeza a modo que me pueda ver la cara- estás llorando. ¿Qué te ha pasado?
-¿Cómo...?
-Lo noté por tu voz. Dime, qué te pasa -dejó de tocar mi barbilla y me cogió de la mano
-He... He tenido una conversación bastante, fuerte
-¿Quieres hablar de ello?
-Es una historia muy larga
-Tienes todo mi tiempo
-Vale...
Estuvimos más de una hora hablando. Le conté la historia con todo sentimiento y detalle. Cada duda y cada conclusión que pude haber sacado. Niall me escuchaba atentamente. En todas las partes duras me pasaba sus dedos por mi mejilla y las partes en las que no pude retener las lágrimas me abrazaba con fuerza, con sentimiento... Le conté todo, menos el nuevo sentimiento que sentía hacia él.
-Jade -dijo cuando acabé con mi historia- mañana no hay clases, ¿qué te parece si te llevo a una cita? Es decir, -se puso rojo- para que te relajes y demás. No cita, cita... Porque ya se que es pronto y
-Niall, -le interrumpí- iré a una cita contigo... Pero más adelante, ¿vale?
-De acuerdo. Duerme Jade, que necesitas descansar esos ojos tan bonitos que tienes. -Se levantó, me dio un beso en la frente y se fue a su habitación. 

jueves, 8 de marzo de 2012

Capítulo venitiseis

Era una tarde de martes, llegaba del colegio y estaba agotada. Yo ya estaba instalada en la habitación de invitados, pero algunas de mis cosas se encontraban en la habitación del hijo menor de Bobby y Maura Horan. 
Nada más llegar, saludé a Maura que se encontraba en la cocina y me dirigí a la habitación de invitados. Quise relajarme un poco y sumergirme en la música pero estaba demasiado cansada para tocar la guitarra así que opté por escuchar mis canciones del iPod. 
No lo encontraba por ninguna parte, busque de una manera desesperada hasta darme cuenta de que lo había dejado en la habitación del hijo de los Horan. Así que sin más pausas, me fui a coger mi ipod. Por mi sorpresa, la habitación no estaba vacía. 
Al abrir la puerta vi que en la habitación se encontraba un chico rubio que estaba de espaldas a mi.
-Hola, soy Jade... Tú debes de ser -en ese momento se dio la vuelta y de alguna manera u otra, mi voz se había consumido hasta quedarse en nada
-Niall, me llamo Niall -me sonrió y me extendió la mano. Yo, como una tonta, me quedé paralizada al lado de la puerta, con una mano aun en el picaporte, con los ojos como platos y boquiabierta. Era increíble aquella reacción que me hizo hacer nada más ver aquel rostro, sonrojado, aquellos ojos azules claros y aquella sonrisa... A decir verdad, no era la sonrisa perfecta, pero sin duda, tenía esa chispa que ningún otro podía tener entre los labios... Quizás, incluso superaba la sonrisa de Zayn. 
-Hola, Niall -balbucee 
-Tu debes de ser la chica del intercambio -dijo pausadamente, sin apartar su mirada de la mía. Su mano aun esperaba ser agarrada por la mía y así se quedó hasta que los dos bajamos de las nubes. 
-Sí, así es. Me llamo Jade -al fin le estreché la mano
-Encantado -me volvió a sonreír tímidamente mientras que metía sus manos en los bolsillos traseros de su pantalón justo después de soltarle la mano. Los dos nos quedamos sin decir nada. Apartábamos la mirada y los dirigíamos al suelo. 
-Yo, -tartamudee- había venido por mi iPod... Mira, es ese de ahí, al lado de tu guitarra.
-¿Este? -me preguntó mientras que se agachaba a recogerlo. En el momento en el que lo agarraba, su mano rozó una de las partituras que empezó él y acabé yo. Se quedó mirando durante un segundo y lo cogió junto al iPod. -¿Esto es tuyo?
-Bueno -me sonrojé-, es más bien tuyo... Yo solo lo he terminado, por así decirlo... Lo siento
-No, no -me interrumpió sin dejar de leer la partitura- Es buena, muy buena... ¿Te apetece tocarlo conmigo? 
-¿En serio? ¡Genial!
Niall me prestó su guitarra, la misma a la que llevaba tocando desde el día que vine a Irlanda y él sacó otra de su armario. 
Estuvimos tocando durante un buen rato. He de decir que estaba bastante torpe y fallaba en algún que otro acorde. Todo esto porque no miraba de mirar a Niall. 
No me importaba que se diera cuenta, ya que más de una vez le había pillado mirando en como me sonrojaba cada vez que fallaba una nota.
Niall es un chico majo, lo demostró en la manera que me decía que no me preocupara por fallar una nota, o dos y en esa manera en la que me cogía suavemente de la mano enseñándome en qué cuerda apoyar cada yema del dedo. Yo no me quejaba, me dejaba enseñar aunque sabía perfectamente como tocar la guitarra.
Aquella tarde fue eterna, una tarde larga y maravillosa. Estaba pasando un buen rato junto a Niall, nos sumergíamos juntos en la música y hablábamos de todo y a la vez de nada. 
He podido averiguar que Niall siempre ha querido ser cantante y que es un gran fan del presidente Obama y del cantante Justin Bieber. A parte de aquellas extrañas cosas, teníamos muchas cosas en común. 
Algo me decía que Niall era especial, porque me hizo comprender que solamente él pudo conseguir que olvide por un momento a Zayn, a Harry y hacer que sienta que todo lo demás era perfecto. 

lunes, 5 de marzo de 2012

Capítulo veinticinco

La casa no era grande, suficiente para tener a cinco personas viviendo en ella. Era acogedora, había muchas fotos de dos niños rubios y de ojos azules. Pero casi no las había actuales. Qué cosa más rara. Me había fijado en uno de ellos, supongo que era el menor de sus hijos. Era tan adorable, sus ojos, su sonrisa... Era una monada de niño.
-Espero que te sientas como en casa -Maura me lo dijo mientras estaba dada la vuelta bastante entretenida viendo las fotos de sus hijos
-Por supuesto, su casa es preciosa y muy acogedora -sonreí
-Bueno, tendrás que disculparme porque la habitación de invitados no está del todo preparado. A Bobby se le ha olvidado cambiar las sábanas
-Oh, no pasa nada
-No seas modesta, Jade. Mientras las sábanas estén lavándose, duerme en la habitación de mi hijo menor... Solo será dos noches, no te preocupes. Son muchas sábanas y la secadora no puede con ellas, tendrán que secarse al sol
-Me parece bien, si es lo que quiere. Muchas gracias
-No tienes que darlas, querida. Vamos, te enseñaré la casa
Después de un largo paseo por la casa y de un sin fin de historias por cada cosa que había, las cuales no me importó nada escuchar, me fui a la supuesta habitación de su hijo menor.
La habitación era muy común, una habitación normal de un chico normal en su edad. Tenía una guitarra al pie de la cama, tenía su escritorio, su estantería, libros y música. A éste chico le gustaba mucho la música, a juzgar por los instrumentos, partituras y CDs que me fui encontrando por los rincones. 
Me puse a leer una canción a medio terminar que estaba en el suelo. Era preciosa, se trataba de una chica, al parecer, una chica que no acaba de encontrar... 
Después de leer una partitura tras otra, me tomé la libertad de tocar una de las piezas que encontré escrita en una hoja que había por ahí. Era preciosa y me gustaba como sonaba. Al rato, alguien abrió la puerta, era Bobby.
-Hola señor. Lo siento, yo -me intenté disculpar por haber tocado la guitarra sin ningún permiso
-No te disculpes, Jade -soltó una carcajada-. Tocas muy bien
-Gracias, señor
-Llámame Bobby o Bob, como quieras -me sonrió
-Vale, Bobby -sonreí tímidamente
Estuvimos hablando de lo mucho que le gustaba la música a su hijo y de que estaba seguro de que me iba a llevar muy bien con él. También, no dejó de disculparse por el desorden que había en la habitación. Me había informado de que su hijo estaba en un tipo de escapada con la clase y no iba a estar en casa una semana más, así que hasta entonces, podía merodear por su habitación y tocar la guitarra cuanto quiera. 
Aquello era un buen plan y así hice.
Estuve todo el tiempo libre después de clase tocando la guitarra y tomando la libertad de copiar partituras para poder completar algunas y sinceramente, no iba nada mal.
El instituto de ahí era muy parecido a la de Londres, no había nada que me llamase la atención. A parte, no supe nada de Zayn desde la última llamada que le hice. Intenté llamarle, intenté comunicarme con él, pero nada. No me respondía y cada vez me sentía más estúpida, peor... Liam no dejó de llamarme desde que le conté lo pasado, él tampoco vio a Zayn por el instituto, ni él, ni nadie. Raquel y Noemy estaban preocupadas por mí, pero, ¿qué podían hacer ellas? Harry me prestaba su ayuda y demás, mandándome un mensaje de buenos días, buenas tardes y buenas noches. Siempre a su hora, aquello me mantenía viva. Gracias a él dejé de llorar hasta quedarme dormida y gracias a él tenía ganas de levantarme. Todo era más llevadero gracias a esas conversaciones hasta quedarme dormida, gracias a aquellos mensajes que recibía. Le debía todo aquello y más. Todo aquello ha hecho que pensara en la posibilidad de que estuviese enamorada de él, pero aquello desvaneció cuando le conocí. 

jueves, 1 de marzo de 2012

Capítulo veinticuatro

Me desperté en nada y aun no habíamos despegado. Se podía ver el cielo pero también el suelo y como unos trabajadores metían maletas y demás en el avión. Aun estábamos en el suelo, creí haberme dormido en al menos la mitad del viaje pero no llegué a estar ni cinco minutos. Me puse nerviosa, no se porqué. No podía estarme quieta, para nada. No podía, no debería estar en éste avión. Tenía que bajarme, tenía que volver en la sala de espera donde Harry estará esperándome hasta que el avión deje de tocar el suelo y reunirme de nuevo con él. Aun estaba a tiempo, me levanté de mi asiento y tras pelearme unos segundos con la azafata, la di un empujón hasta dejarla caer sobre otro pasajero. Tuve que hacerlo, unos señores estaban casi cerrando las puertas, por suerte llegué antes de que lo cerraran del todo y me fui corriendo hacia la entrada, no miré atrás, ignoré los gritos de aviso y del peligro que podría pasar. No me importaba, tenía que estar con Harry. Por fin lo había logrado, estaba sin aliento, estaba cansada y algo sudada, pero no me importaba, para nada. Estaba fuera, iba a estar con Harry. Eché un rápido vistazo en la sala, solo había un par de personas. Cuando me creí que ya era demasiado tarde, vi como Harry estaba de pie delante de la gran ventana mirando como los aviones despegaban, aterrizaban y la gente venía y se marchaban. Cuando me di cuenta de que se trataba de él, sonreí como nunca había sonreído en mi vida y me fui corriendo directo a él.
-¡Harry! -grité para que se diera la vuelta. Estaba a dos pasos de él cuando éste hizo lo que esperaba que hiciera. Yo no paré de correr hasta estar a un paso y poder saltar a abrazarle. 
-Jade, ¿qué haces aquí?
-Te quiero Harry -antes que dijera nada más, me acerqué rápidamente a él hasta poder besarle. Ahí estuvimos, un buen rato besándonos, diciendo cosas que las palabras no podrían conseguir expresar ni en un millón de intentos. Estábamos ahí, en aquella gran sala, de tres paredes y una ventana que hacía de cuarta pared. La gente pasaba, miraba y sonreía para nosotros y nosotros no nos importaba nada. En ese momento, empecé a sudar frío y en tan solo un segundo, menos que un segundo, me desperté de golpe. El corazón me latía de una manera exagerada y tenía la respiración muy acelerada como si hubiese corrido todo lo que había soñado. 
-Pero, Jade -dije para mí misma- ¿qué coño ha sido eso? Joder, no, joder... 
Me fui al baño para la refrescarme y pensar en lo que acababa de ocurrir. Había soñado aquello, que besaba a Harry, algo andaba mal y pensar en eso hacía que me sintiera incluso peor. Decidí volver a dormir un poco más pero no lo conseguí, pero no importaba, que aunque parezca mentira, había dormido en más de la mitad del viaje, así que las dos últimas horas del viaje estuve leyendo un libro y escuchando música. 
Por fin había aterrizado, nada más llegar en el aeropuerto en Irlanda, encendí al móvil para leer el mensaje que había recibido, pero no hubo manera, nada más encenderlo recibí una llamada de mi madre y estuve un buen rato, después una llamada de Liam y al rato una de Raquel y de Noemy.
No pude leerlo hasta por la noche ya que nada más llegar al hotel me fui a dormir y por la noche cenaba con la familia con la que iba a pasar el trimestre. 
Ya eran las nueve menos cuarto y había quedado a las nueve en punto así que mientras que esperaba en el restaurante del hotel, aproveché a leer el mensaje. 
Aun seguía sin saber quién era el que me había mandado el mensaje, a lo mejor era importante, a lo mejor no era nada. Saqué el móvil y empecé a mirar por los mensajes que tenía, la mayoría de ellas eran de Zayn y la nueva era también suya. Decía: Cuando llegues a Irlanda, llámame. Tenemos que hablar. 
Me paralicé, me quedé de piedra, sentí como la sangre que recorría mis venas se habían helado. Zayn quería hablar conmigo, ¿de qué? Es verdad que la frase, tenemos que hablar daba mucho miedo. Tomé aliento, miré la hora, quedaban diez minutos para que sean las nueve así que decidí llamar a Zayn.
-¿Diga?
-Zayn, soy yo, Jade
-Oh, Jade -lo dijo como si no se alegrase de mi llamada y aquello hizo que me pusiera más nerviosa
-¿Qué era aquello que querías que habláramos?
-Mira, Jade... La última vez que halamos no fue la mejor de todas y mucho menos para una despedida
-Lo sé y lo siento Zayn, no quería llegar a eso
-Ni yo tampoco... -nos quedamos en silencio, no sabía que decir pero Zayn ya se encargó de ello- He estado pensando mucho, Jade
-¿Qué quieres decir? -dije asustada. Me temía lo peor
-Que es una tontería, que discutimos por gilipolleces, porque no tiene otro nombre. Por tonterías, Jade, discutimos por tonterías y ésta vez, no es culpa mía.
-Joder, pero... La primera vez que discutimos fue por Ashley y esta vez solo fue una gilipollez de noticia...
-Una noticia importante en la que te ibas. Joder, Jade, que si lo hubiera sabido justo en el día que habías recibido la noticia, me hubiera alegrado muchísimo por ti y además de eso, hubiera hecho que cada día que te quedaba estar en Londres hubiese sido perfecto. 
-Zayn, lo siento
-Ya, ya lo sé... -volvió aquel silencio incómodo- Creo que deberíamos tomarnos un tiempo... Al menos, hasta que vuelvas a Londres. 
-Zayn, no lo dirás en serio, por favor -empezaron a acudir las lágrimas en mis ojos- No me hagas esto, por favor
-Será lo mejor para los dos, un tiempo, reflexionando para encontrar errores y madurar un poco.
-¿Madurar? 
-Sí. Somos dos críos enamorados que se enfadan por tonterías -no supe qué responder a aquello así que me quedé callada, aun así no podía hablar, había empezado a llorar-. Jade, no llores por favor. Quiero que sepas que te quiero, mucho. Por favor, no hagas ésto más difícil. Me tengo que ir.
No sabía que hacer, estaba llorando. Miré el reloj y ya eran las nueve y cinco, por suerte, no habían llegado las personas con las que había quedado. Aproveché y llamé al camarero. Le dije que si alguien viniera a la mesa, que dijera que me he ido al baño un momento.
Fui corriendo hasta el servicio de señoras donde me sequé las lágrimas y me arreglé un poco el maquillaje ya que había formado un estropicio con las lágrimas.
Respiré hondo por última vez e intenté parecer lo más contenta posible. Cuando vi que estaba medianamente lista, me fui hacia mi mesa. En ella estaban sentados una pareja. 
-Hola -sije nada más acercarme
-Hola. Jade, ¿verdad? -me saludó la señora. Yo asentí con la cabeza- Siéntate, cariño. Yo me llamo Maura y éste es mi marido, Bobby.
Estuvimos hablando un buen rato, al parecer tenían dos hijos, uno tenía dieciocho años y el otro veintidós. Me dijeron que iba a conocer a su hijo menor ya que el mayor vivía fuera. 
Tras haber cenado y haberme estado charlando por varias horas, me acompañaron hasta mi habitación, cogimos mis cosas y nos fuimos a su casa donde me iba a quedar los tres meses que iba a pasar en Irlanda.