sábado, 24 de marzo de 2012

Capítulo Veintiocho

-¡Despierta, despierta! -Niall entró en mi habitación gritando
-¿Qué, qué está pasando? -me desperté asustada. Era un mañana de sábado y tenía pensado estar en cama hasta sentirme con fuerzas. 
-Pasa que te tienes que levantar -Niall se sentó como si fuese un indio en la cama mientras que me sonreía de oreja a oreja. Pasé mis dedos por mis ojos intentando aclararmelos un poco, seguidamente intenté mirar la hora que era. En ese momento, Niall se levanto a toda prisa y subió las persianas. La luz dio directamente a mis ojos haciendo que no pudiese ver la hora. -El sol está en lo alto del cielo, los pajaritos cantan y nos espera un día desestresante libre de esos chicos que tanto te rondan en la cabeza. 
-Niall, son las diez de la mañana -dije cuando por fin pude ver algo
-Exacto. Cuanto más temprano ponemos en marcha el plan, más tiempo tenemos para disfrutarlo. -En ese momento sacó unos panfletos del bolsillo.- Mira, como aun tenemos tiempo para desayunar, iremos a un Diner que hacen unas tortitas estupendas, después daremos un paseo por el parque donde hay un puesto de batidos... ¡Qué ricos! Después iremos a la bolera. Hay uno que venden perritos calientes con salsa de diferentes tipos con patatas que está para marcar siete strikes una detrás de otra. Para cenar iremos a mi local favorito, Nando's
-Eh, eh para Niall -dije riéndome- eso es una ruta gastronómica
-Es que la comida me anima un montón... Pensé que a ti también
-No te digo que no -me reí
-Pero bueno, no te preocupes, que iremos al cine a las seis, iremos a la bolera después de comer... Bueno, comeremos ahí
-Vale, vale. Para Niall, que se te caen las babas. -Dije mientras que le tiraba una almohada a la cara embobada que se le había quedado mientras que hablaba de la comida- Dame media hora para prepararme, ¿te parece?
Me preparé en seguida, Niall ya estaba esperando impacientemente en el pasillo con una mochila en los hombros. Estaba entretenido con su iPhone así que aproveché y le di un susto. Niall se había caido al suelo con el susto recibido y yo no paré de reírme hasta tener que apoyarme en la pared y deslizarme hasta quedarme sentada.
-No tiene gracia -se puso de morros- me has asustado
-Ese era el plan -dije sin apensas respiración por no dejar de reírme. Niall se quedó mirando un rato hasta soltar una carcajada
-Bueno, es verdad. -Nos reímos más y más.- Bueno, vamos que el taxi nos está esperando en la puerta. -Bajamos a toda prisa y nos encontramos con su madre
-¿Ya os vais?
-Si, mamá. Quiero llevar a Jade a desayunar
-¿A desayunar? Niall James Horan, si ya has desayunado -se rió
-Ya lo sé mamá, eso no importa, tengo sitio para más -se puso rojo. Yo me reí junto a la señora Horan- Bueno, ¿ya no? Nos vamos mamá -le dio un beso en la mejilla y nos fuimos en el taxi.
No tardamos nada en llegar, unos quince minutos nada más. Todo estaba ambientado como un Diner de verdad. Había un gran Jukebox justo al final del pasillo y un montón de posters de cantantes, actores de la época.
Nos sentamos junto a la ventana y al lado del Jukebox. Niall pidió tortitas para dos y dos refrescos.
-¿Que te parece, nena? -dijo imitando a Elvis Presley
-Este sitio es estupendo
-Espera a probar las tortitas 
-Ya estás pensando en tortitas -nos reímos.
La verdad es que las tortitas estuvieron riquísimas. Nada más terminar, Niall se levanto y se acercó al Jukebox y puso la canción Forever Young. Me encanta esa canción. Cuando la canción empezó a sonar, Niall se sentó a mi lado y me empezó a cantar. A la mitad de la canción ya me había convencido a cantar con él. Cuando nos quisimos dar cuenta, la canción se estaba terminando y la gente nos estaba mirando. En el momento en que la última nota se oía todo el mundo se levantó de sus asientos y empezaron a aplaudir. Nial se puso rojo, más de lo normal. Aquello me encantó. Yo no estaba tranquila, que digamos. Estaba ruborizada, estaba templando, ¡qué vergüenza! De repente una camarera se acercó a nosotros.
-Unos batidos para los artistas, invita la casa
Nos quedamos una hora más, la verdad es que me lo estaba pasando muy bien aunque desde el momento que entré en aquel lugar, tenía una corazonada de que algo me recordaba. En efecto, me acordé de algo. De aquella vez que Zayn me llevó a tomar un batido a un local parecido... Aquello fue como un gran peso que se me echó encima en un segundo.
-¿Qué te pasa? -me preguntó Niall
-Mierda, lo ha notado. ¡Qué cantosa soy! -pensé.- Eh, nada -disimulé de mala manera, intentando fingir que nada me había pasado por la cabeza.
-¿Estás segura?
-Sí, solamente estoy llena
-Bueno, pues, ¿qué te parece dar una vuelta al parque?
-Estupendo. Me parece bien.
Estuvimos andando un buen rato, yo estaba agarrada en el brazo de Niall. No paraba de hablar de cualquier cosa y yo le escuchaba atentamente aunque he de admitir que me perdía con esa voz que tiene. Me dijo que le encantaba la música, lo repetía tantas veces como puede. Me contó que está orgulloso de ser Irlandés y que su sueño es ser cantante. Le dije que seguro que lo consigue ya que toca y canta de maravilla. Me dijo sus miedos y sus complejos, no le gustaban sus dientes. Le dije que era una tontería, yo tampoco tengo la mejor de las sonrisas pero comparada con la suya, su sonrisa era sin duda la más bonita.
De alguna manera u otra, aquello hizo que Niall se callase y que me diese un beso en la frente en señal de agradecimiento. Después, elegimos un sitio bajo un árbol para pasar el rato bajo ella. Niall ya lo tenía pensado ya que en la mochila que llevaba se había traído una manta para que estuviésemos los dos. 
Niall se tumbó y yo a su lado. Utilicé su brazo a modo de almohada y estuvimos mirando como las hojas del árbol se movían y se acariciaban las unas a las otras gracias al viento y de como el sol creaba una imagen preciosa entre los huecos que había entre hoja y hoja.
Era un momento agradable, el viento soplaba suavemente, los niños se reían dulcemente y los pájaros no paraban de piar. 
-¿Te lo estás pasando bien? -me preguntó de repente
-Estupendamente.
-Nos quedaremos un rato más, entonces.
-Me parece bien -tenía los ojos cerrados y solamente le podía escuchar. Tenía ganas de dormir, todo estaba tan bien.
-Jade...
-Dime
-¿Te puedo decir una cosa?



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